sábado, 14 de agosto de 2010

xx. Periodismo puro .xx

Si algo me va quedando claro después de tres cursos de periodismo, de conversaciones con compañeros de la profesión, de ruedas de prensa desorganizadas y de comprobar el exceso de autoestima de redactores que trabajan para revistas juveniles y, envueltos en su mediocridad, se creen que lo hacen para Time, es que el modelo de periodismo actual no es lo que esperaba. Donde muchos buscábamos seriedad, trabajo duro para alcanzar un testimonio trascendental y un mundo para valientes, el sector perece por el intrusismo, la falacia y las medias verdades. Los medios de comunicación se vuelven miedos de comunicación, como se recuerda en el vídeo de esta entrada, y el sentido crítico deja de estimularse en el receptor, que toma como verídica la información, letra a letra. Afortunadamente, quedan algunos ejemplos de periodismo puro, del bueno.

Conocí a Lydia Cacho en el Foro Internacional Juventud y Violencia de Género, celebrado el pasado mes de noviembre en mi ciudad, Madrid. Recuerdo que Lydia fue de las últimas conferenciantes de las jornadas. Salió al escenario, lanzó su discurso (nos abofeteó con él, más bien) y a continuación nos vimos, impresionados, aplaudiéndola durante varios minutos. Prometí seguirla desde entonces, y eso hago.

Lydia Cacho nació en Ciudad de México en 1963. Periodista y escritora, se ha convertido en una gran activista por los derechos humanos y en un modelo para todas las personas que admiramos profundamente el periodismo de investigación. En su primer libro, Los demonios del Edén, denunció la existencia de una importante red de pederastía en México, por lo que fue detenida ilegalmente y torturada. Valiente como ella misma, contó su experiencia en Memorias de una infamia, estremeciendo a la opinión pública y alzándose como una de las periodistas más comprometidas a nivel internacional con la sociedad. Para la creación de su último libro, Esclavas del Poder, viajó a más de 42 países con el objetivo de investigar las redes de explotación sexual que obligan a la esclavitud sexual a millones de mujeres y menores de edad, atrapados en el entramado de las mafias de la prostitución. Como otro gran referente periodístico actual, el italiano Roberto Saviano (escritor de Gomorra), Lydia debe vivir bajo continuas amenazas de muerte.

Aunque todavía no he tenido tiempo para leer toda su obra escrita, sí me he documentado lo suficiente como para recomendaros estar atentos de todo lo que vaya publicando esta periodista ejemplar. Con declaraciones y testimonios como los que se obtienen a partir de su trabajo, es difícil no tachar de ignorante a todo aquel que aún siga viendo la prostitución como un trabajo más, una elección libre y ética. La esclavitud sexual no es una elección, es un delito. Os dejo con la última intervención de Lydia Cacho en CNN:





David Waldorf

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