Entre el 29 de octubre y el 8 de noviembre se celebró en Madrid el 14º Festival Internacional de Cine lésbico gai y transexual de Madrid. Aunque me habría gustado asistir a más proyecciones del festival, en esta ocasión sólo pude acudir al visionado de un largometraje: tiempo suficiente para adquirir el catálogo oficial, ver el ambiente de esta edición y ser capaz de redactar esta entrada.
La variedad de emisiones sigue siendo bastante buena, con películas proyectadas y también premiadas en festivales como el de San Sebastián o el de Berlín, de las que ya había oído hablar en algunos medios de comunicación. El ambiente sigue siendo muy cálido, sobre todo en las salas más pequeñas, donde la mayoría de la gente se conoce y acude en grupos para ver una película determinada.
Desafortunadamente, el festival cuenta con tres inconvenientes que no se solucionan con el paso de las ediciones: en primer lugar, la poca visibilidad del evento en los medios de comunicación más allá de las publicaciones de temática gay que uno se puede encontrar en la entrada de alguna librería de Chueca y de la página publicitaria en los medios patrocinadores.
La ausencia de descuentos para jóvenes que no estudien en las universidades que colaboran con el festival (entre otros), supone el segundo punto débil del evento, ya que por el mismo precio de una entrada al festival ‘casi’ podemos asistir a un cine cualquiera de la Comunidad de Madrid. Por último, la escasa oferta de sesiones (un máximo de tres por película durante todo el evento) dificulta tanto a estudiantes como a trabajadores la posibilidad de disfrutar del programa que ofrece el LesGaiCineMad.
Aún a pesar de estas tres puntualizaciones, se agradece enormemente el regreso – año tras año – de un festival que para muchas personas supone un soplo de aire fresco en la oferta de ocio gay de la capital.
David Waldorf.
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