A veces resulta difícil distinguir entre ficción y realidad, entre verdad y mentira, entre lo que queremos en nuestro camino y lo que no. Cuando me entran las dudas me meto el abono en el bolsillo, olvido el móvil en algún rincón del escritorio y me planto en veinte minutos en Sol sin que nadie lo sepa. Camino - corro - un buen rato por las calles que nacen en Gran Vía - sin ningún destino marcado - y un par de horas después estoy de vuelta a casa con las ideas claras.
Madrid, mi Madrid.
David Waldorf.
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