Quiero vivir eternamente, sonreír diez veces por segundo y hacer de este mundo un lugar un poco mejor para aquellos que algún día ocuparán nuestro lugar. Anhelo que las personas den más valor al sabor de un beso en vez de a la discusión con el imbécil de turno. Quiero que todo esto cambie, queridos reyes magos. Porque un día fui un niño y mi mundo era más justo que en el que ahora vivo. Quiero un mundo mejor, como en esos años decía jugando al escondite inglés cuando alguna vez conseguía ganar la partida, “por mí y por todos mis compañeros”.
David Waldorf.
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