sábado, 6 de diciembre de 2008

xx. Parada en el camino .xx

Camino entre la polvareda pensando que alguna vez te encontraré aunque hasta ahora no lo haya conseguido. Me siento en la primera roca de tamaño considerable que se cruza conmigo y me pongo a pensar. Le doy vueltas a mis inquietudes y temores mientras el sol arde en mis mejillas. Enciendo un pitillo ahora que nadie es testigo de mis pecados y me atonto con la nicotina. Tengo miedo a dejar de sentir, miedo a no haber sentido nunca. Me cruzo de piernas y apoyo mi cabeza sobre los brazos. Me lamento y suspiro en un pentagrama de emociones cuya partitura no termina de encajar jamás, como un gato que persigue su cola toda la eternidad, dando vueltas sobre sí mismo. Soy una marioneta del tiempo, un títere que busca una cura para el miedo que ningún dios llegó a inventar. Ya no sé argumentar con mi generación, me canso de multiplicar nombres de personas que no creen en nada.

Me enfrento al mundo de frente, defendiendo el amor como un hito por encima de todas las cosas, luchando contra neófitos de lo banal que se sienten íntegros con el intercambio del sexo infiel sin sentido. Lo que no saben es que ellos temen más que yo, más que nosotros. La carne se rasga con el pánico y los deseos poseen el poder de convertir el cuerpo en esclavo. La soledad acecha, el encuentro fugaz les protege. La dignidad ya no importa. Se esconden tras máscaras de cartón que se terminarán rompiendo, así como sus esquemas.

Apago el cigarrillo con la suela de mis converse azules y vuelvo a caminar, dejando tras mis pisadas un rastro celeste de ilusión y esperanza, por lo que hoy no es pero mañana será.
David Waldorf.

1 comentario:

  1. Tengo miedo a dejar de sentir, miedo a no haber sentido nunca.

    Una vez yo usé esa frase en uno de mis textos.
    Escribes genial.

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